¡Ya estamos a martes! Ya sé que
no es el mejor día de la semana, mejor estaba yo el sábado. Este fin de semana
ha sido bastante movidito y completo y la palabra que lo resume es
'celebraciones'.
Sí, empezamos el viernes
a celebrar y no paramos hasta ayer. Pero vayamos por partes. El viernes fue la
graduación de Jaime, mi gran informático. No puedo estar más orgullosa de él y
de todo lo que está consiguiendo. Ese día fuimos tras el acto de graduación a
cenar con sus compañeros y después estuvimos un ratito de bailoteo. Cómo no, el
sábado no había quien nos levantara de la cama pero, al menos yo, tuve que
hacer el esfuerzo para ponerme mona para mi graduación.
¡Llego el gran día! Mi
graduación, esa que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado a todos los
compañeros. A pesar de todo, fue maravillosa. Estar allí todos juntos,
recordando con los discursos de nuestros compañeros todos los detalles y
momentos vividos en nuestra facultad-palacio, fue realmente emotivo.
El momento de mayor
tensión y emoción fue al subir al escenario para que nos colocaran la beca. Me
resultó realmente bonito girarme con mis compañeros y que nos aplaudieran, que
a mi familia le faltara poco para hacerme la ola y que mi chico me lanzara
hasta un beso. A pesar de que fueran tres largas horas, ¡cómo disfruté!
Y, por supuesto, hubo celebración con la familia, por mi graduación y porque era el cumpleaños de mi hermana. ¡La de tonterías que hacemos cuando nos juntamos! ¿No me creéis? A las pruebas me remito...
Parece que esta etapa
está en sus últimos días y ahora se abre ante nosotros otra en la que volvemos
a ser los novatos. Pero, como hemos hecho hasta ahora, nos abriremos paso hasta
encontrar nuestra meta.
Luchad por vuestras metas y sueños en la vida.
Besos
C.-
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